19.10.08

El día que te conocí


Me pongo en posición, comienzo a inhalar y exhalar suavemente, relajo cada músculo de mi cuerpo, el sonido de los pasos va desapareciendo, tras unos minutos la mente va pasando al violeta progresivamente, siento una llamada.

Caminas, la luz del amanecer te va envolviendo poco a poco, disfrutas al salir del pueblo observando la claridad de la mañana que va haciendo aparecer el verdor de los árboles, sientes una llamada.

Mi ser choca con mi cuerpo y mis sentidos vuelven a percibir todo el plano físico de mi alrededor,
una piedrecita aparece mágicamente en tu zapato.

Decido levantarme y retomar el rumbo, tu decides parar y sacar la molestia.

En ese instante la calle está sorprendentemente desierta, casi es de día, nos encontramos en el comienzo de la primera senda, nuestras almas se descubren en una mirada y caminamos juntos sin saber bien porqué, tardamos varios minutos en pronunciar algún sonido y es entonces cuando el día ya es día.

A partir de ahí, avanzamos en la misma vibración, amenizamos con un amplio intercambio de información, risas y sobretodo energía, mucha energía. Sentimos juntos la sabiduría de la naturaleza que aprovecha para saludarnos mediante algún milagro animal. Sin darnos cuenta pasan horas y tras cruzarnos con otros sabios llegamos a mi destino, tú sigues un poco más. Durante días nuestros encuentros se transforman en pequeñas revelaciones. Aprovechamos para analizar las señales que aparecieron por separado y para enseñarnos algunas técnicas

Me cuelgo la mochila, agradezco la acogída a Paz y me dispongo a salir hacía el autobús que me lleva de vuelta al sistema. Siento una llamada.

Vas dejando el rastro de tus pisadas junto a las de Alba, el sol comienza a picar. Sientes una llamada.

Los responsables de mis risas aparecen en la puerta para hacer que retrase mi huida. El cartel del café por el que pasas se convierte en una señal lo suficientemente intrigante para asomarte.

“El Alquimista” se hace testigo junto a todos aquellos sabios que fuimos capaces de reunir en 5 días de nuestro último momento, de esa mirada de “Suerte, éstas en el camino correcto”, de la otra de “Gracias por haberme enseñado tanto”, y de la otra de “Sigue irradiando esa luz”

Sigo prácticando la ley del desapego. Gracías, suerte y sigue siendo luz.

4 comentarios:

Patricia Ibarra dijo...

Muy interesante...
Algo asi nos pasa a todos creo...
Saludos!!

Mara Sanmartín dijo...

Ojala nos pasara más a menudo, son de esos momentos por los que merece la pena vivir, pequeños regalos que te hace la vida en forma de sorpresa...

Stefano Gazzola dijo...

Hola niña de la ventanilla!
Te agradezco muchisimo por este regalo, que me hace la vida en forma de sorpesa..
Siguo leendo lo que escribes, y me gusta.
Sigues escribiendo, dandonos regalos por el alma.
Un abrazo, niña.

...i Anku Xue... dijo...

...sinkronia... ...krealidad...
...del xueño... ...al amaneser i star...
...el amor ila luz... ...ometeom...
...de.nuevo.sera.el.edem...