3.9.10

Y un vuelco el corazón. Quiero pensar, que es verdad, que existe, que está en algún lugar y que tarda lo que tiene que tardar.

Fue la otra noche. En aquella esquina. Donde se reúnen los borrachos a cantar adivinanzas a los niños despistados. Que si el amor… Que si la vida… Que si es mejor la noche que el día.

Yo solo pasaba por allí, mirando al suelo, acurrucada en mis recuerdos de la otra orilla.
Me chistó y sin poder controlarlo le miré de reojo mucho antes de saber que estaba perdida. Ya no pude escapar de sus suplicas, porque no se puede huir de quien solo te llora un poco de compañía.

Me senté a su a lado, bajo la buganvilla en que se escondía. -Un cigarro a cambio de un secreto-. Y pagué el precio que cambió mi vida.

“No se puede huir de lo que no existe”